¿Por qué nos atraen las personas que nos atraen?
Para comprender la respuesta, en primer lugar, es necesario entender cómo funciona nuestra mente. Y es que el 90% de los pensamientos que nos gobiernan provienen de nuestro INCONSCIENTE, es decir, aquella parte de nuestra psyque (de nuestra personalidad) que no es observable a simple vista, la que se ha creado con las experiencias y vivencias que hemos integrado en el cuerpo, y se ha establecido creando los patrones que gobiernan nuestro carácter y nuestras preferencias.
Y resulta que es esa parte inconsciente que de forma automática no percibimos en el día a día la que condiciona nuestra vida.
Entonces… ¿cómo relacionamos esto con nuestras relaciones? ¿Por qué nos enamoramos de quién nos enamoramos?
Si analizamos nuestro historial amoroso o el de cualquier persona (o simplemente nuestros gustos), muchas veces, pese a que afirmamos no tener un prototipo o ni siquiera somos conscientes de ellos, establecemos inconscientemente ciertos patrones en los que nos fijamos. Y con patrones me refiero a tipos de personalidad o ciertos rasgos de carácter que… son apreciables en el rostro. Y esto es posible verlo gracias a la morfopsicología.
Porque cara y cerebro son dos caras de una misma moneda, y aquello que nos enamora de su interior, es visible en el exterior.
Y ahora bien… ¿por qué nos gustan entonces ciertos rasgos físicos de las personas? Muchas veces me lo he preguntado a mi misma, y me he dado cuenta de una cosa:
Esos detalles que me gustan de la otra persona son rasgos de su rostro que representan aptitudes y actitudes que yo inconscientemente siento que me complementan, de alguna forma siento escasas en mi, me faltan, o me gustaría incorporar, es decir… ¡buscamos inconscientemente lo complementario!.
Pero no cualquier complementario, sino aquel que aporte puntos en común donde poder conectar (y está conexión se realice con una perspectiva distinta a la mía).
Esto lo vemos también con el ENEAGRAMA, cuando lo que se buscan son eneatipos o instintos complementarios al propio, o con rasgos que siento como carentes o pobres en mi, pero entonces… ¿esto es siempre así?
¡NO! y aquí está la maravilla, lo más jugoso y dinámico del tema:
Es cuando acepto mis complejidades y las trabajo y evoluciono cuando veré que ya soy suficiente como para incorporar en mi mismo/a aquello que ya busco en el/la otro/a, y entonces será cuando en el/la otro/a busque un/a acompañante, no un complemento desde la necesidad de aquello que siento que hay escasez en mí. Creando así una atracción más sana y completa.
De forma que estos tipos de personalidad que nos atraen son espejismos, paralelismos de rasgos de la morfología física de la persona, rasgos que son apreciables en su rostro y con los que es posible y precioso trabajar tirando de este hilo para descubrir lo que se encuentra detrás.
En jerga propia de la morfopsicología, normalmente se trata de rasgos complementarios en alguno(s) de los siguientes opuestos (o complementarios):
· Dilatación-retracción
· Tono-atonía
· Marco-receptores
· Modelado: plano, redondo, abollado u ondulado.
· Perfil: Retracción Lateral-Retracción Frontal
· Predominancia en zonas del rostro: mental, emocional o instintiva.
Entonces… ¡qué potente es lo que se deriva de todo esto!:
cómo sea el/la otro/a depende 100% del concepto inconsciente que yo tenga de mí, y de en qué medida he trabajado, potenciado y transformado esto, en qué medida me he desarrollado a mí mismo/a.
¿Comenzamos el trabajo? ¿Iniciamos el viaje?
Si quieres comenzar puedes contactar conmigo en el apartado “servicios”, donde además tendrás más información o bien a través de instagram en @nuevabrujula
Un abrazo y buen camino,