¿Procrastinas y no sabes por qué?
Te hablo de postergar, de “tengo la capacidad y los recursos de hacerlo, pero no lo hago”. Entonces…
Para mi hay tres focos clave en las causas de la procrastinación:
1. Miedos encubiertos.
En torno al 90% de nuestra personalidad se rige por nuestra parte inconsciente, patrones mentales, comportamentales, cognitivos automáticos, heredados o que simplemente no te planteas o te haces partícipe de ellos, y casi todos tus miedos se encuentran aquí, en este lado menos traslúcido. Por lo tanto, creo que es interesantísimo preguntarte… ¿qué pasaría si lo hiciera? ¿qué se está poniendo en juego si lo hago?
El objetivo es hacerte consciente de qué dolorcito hay detrás.
Quizá un miedo al éxito porque si yo sé que tengo algo que valoro mucho, lo puedo perder y me puedo llevar una desilusión más grande, porque “cuanto más alto subes más grande es la caída”, otro miedo que muchas veces se encuentra oculto es: “y cuando lo logre… ¿después qué?”, puede ser que sea el abismo a lo desconocido lo que produzca ese freno inconsciente.
Porque al hacerte consciente de lo que estaba oculto, eres capaz de tomar parte en ello y re-encuadrar tu perspectiva para disipar estos sentimientos limitantes y vivir de forma plena con aquello que realmente va contigo.
2. Un cerebro mal acostumbrado.
Sí, nuestra mente es un músculo más, y como tal es necesario ejercitarlo. Si estás meses en una cama sin moverte… ¿cómo crees que vas a encontrar la musculatura de tus piernas? Pues lo mismo pasa con tus hábitos mentales.
Hoy se sabe que el cerebro es ahorrador por naturaleza, ahorrador de energía, y qué mayor ahorro que repetir siempre lo mismo de la forma más automática para no tener que reparar en novedades o cambios.
Sin embargo, está claro que no es la rutina inconsciente la que te proporciona los mayores placeres y alegrías, sino el avance, la autorrealización y la evolución propia, la alineación con aquello que realmente va contigo, con tu verdadera naturaleza.
Por lo tanto, hay que ponérselo fácil, y como con cualquier músculo, comenzar con pequeñas porciones, si el primer día no cargas 50Kg en cada pierna ¿por qué ibas a maltratar así a tu mente?
Divide aquello que quieres realizar en pequeñas partes o subtareas y visualiza el logro de ir completando cada una de ellas, porque cada vez estarás un paso más cerca de aquello que quieres.
3. Sentimiento de obligación.
Los “tengo que”, y los “debo” son frenos para tus actos, el cerebro no quiere tareas desagradables o innecesarias, por ello… ¡póntelo fácil! ¿Nadie te está poniendo una pistola en la cabeza para hacerlo verdad? Entonces hazte responsable, elimina las obligaciones y convierte el “deber” por el “querer”, si así lo consideras. El cambio de perspectiva lo es todo.
Y sobre todo pregúntate… ¿ese objetivo es algo que resuena verdaderamente contigo, que te va a hacer más feliz? ¿realmente lo quieres? Porque si es así, la motivación y la enorme cantidad de dopamina que puedes liberar te va a permitir realmente disfrutar del proceso, embarcarte en una aventura que realmente es la tuya.
-Redirige tu foco a lo verdaderamente importante, ten presente tu BRUJulA interior.-
Por eso, creo que todo esto hay que aplicarlo de forma individual. No para todas las puertas podemos usar la misma llave: cada persona tiene unos programas y unos patrones metales instalados de forma automática, por lo tanto, lo que para unas es verdadera procrastinación, para otras es una flexibilidad muy necesaria ante un estilo de vida demasiado estricto o exigente.
ES NECESARIO SABER VER CUÁNDO ES PROCRASTINACIÓN Y CUÁNDO FLEXIBILIDAD
Por eso es esencial hacerte consciente de cómo te has comportado hasta ahora y cuales son tus filtros mentales en el día a día, cuál es tu perspectiva de la vida, para así, una vez conoces tu individualidad eliminar sesgos y patrones innecesarios que frenan tu bienestar y tu plenitud y re-dirigirte a tu verdadera naturaleza con la motivación y la fuerza de la que sabe qué es lo que quiere y cómo ir a por ello.